Así explica Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de la Cámara de España, la realidad de nuestro ecosistema empresarial y añade que "es importante que las compañías sean lo suficientemente sólidas como para sobrevivir y esa consistencia es obviamente mayor en las de más tamaño".
Sin embargo, la realidad es que, con 4,6 empleados de media, España es uno de los países de la UE con una menor dimensión empresarial, según el informe La mediana empresa española 2016, del Círculo de Empresarios. Según estos datos, extraídos de Eurostat, sólo Italia y Portugal estarían por debajo de estos ratios, frente a los 12 trabajadores de media en Alemania o los 10,1 de Reino Unido. Además, las previsiones indican que, a cierre de 2016, el 94,6% del total de las compañías españolas serán micropymes -de entre cero y nueve trabajadores-, frente al 84,2% alemán o el 89,2% británico.
El 55% no contrató a nadie
A estas cifras se suman los últimos datos del Directorio Central de Empresas (Dirce), de enero de 2015, que revelan que más de 1,75 millones de empresas -el 55% del total- no contrató a ningún asalariado, mientras que el 28,2% tenía uno o dos empleados y, frente a éstas, sólo el 4,3% contaba con 20 trabajadores. En este sentido, el estudio confirma que sólo el segmento de las grandes empresas logró incrementar su plantilla entre 2010 y 2016, incrementando su participación en el empleo hasta un 27,2%.
En cuanto a las razones que explican esta menor dimensión de las compañías españolas, Mínguez distingue entre factores de estructura productiva, culturales y de entorno regulatorio. "En España, algunas actividades -como el turismo, la agroalimentación o el comercio- están muy atomizadas, debido a la especialización sectorial, lo que provoca que unas pocas muy grandes convivan con muchísimas microempresas", cuenta Mínguez.
En segundo lugar, el director del Servicio de Estudios de la Cámara hace referencia a los factores culturales: "En España, la cooperación entre empresas no está tan extendida como en otros países, ya que sigue existiendo una cierta suspicacia entre los empresarios españoles. No estamos acostumbrados a colaborar para internacionalizarnos o a compartir recursos como un laboratorio, un centro de compras, canales logísticos, etc.".
Por último, Mínguez añade las cuestiones que tienen que ver con el entorno regulatorio y administrativo, "lo que da lugar a que, en ocasiones, existan trabas relacionadas con la legislación mercantil, fiscal, laboral, medioambiental, etc.". En este sentido, existen unos umbrales que determinan si una compañía adquiere el carácter de micro, pequeña o grande y que influyen en sus cargas o responsabilidades. Así, tener más de 50 empleados, superar los 5,7 millones de cifra de negocio y contar con unos activos por encima de los 2,85 millones, representa una mayor carga.
Así, en el ámbito mercantil, superar estos umbrales supone que la empresa no pueda presentar sus cuentas de modo abreviado, "lo que conlleva un coste importante en contabilidad", así como la necesidad de una auditoría, explica Mínguez. En materia laboral, las compañías de más de 50 empleados deben dar la oportunidad a su plantilla de crear un comité de empresa, "lo que puede llevarle a mantenerse por debajo de ese número de trabajadores si, por el motivo que sea, no le interesa tener ese organismo. Se podría aumentar este umbral, pero preservando la opción de otros instrumentos de representación legal o sindical", explica. Por otro lado, de cara a la Agencia Tributaria, facturar más de 6 millones supone entrar a la Unidad de Grandes Contribuyentes, ?lo cual exige unos requisitos de información en materia fiscal más exigentes, frenando de manera artificial el ingreso de algunas empresas, lo que podría solucionar ampliando esta cantidad?, cuenta Mínguez, quien añade que sería necesario también simplificar el Impuesto de Sociedades y el IVA.
Desde la Cámara creen lo más importante es incentivar la cooperación: ?Pueden existir estímulos o incentivos fiscales, pero lo fundamental es que haya plataformas que permitan la transparencia y el intercambio de información. Así, las misiones comerciales o los encuentros pueden facilitar que las empresas se conozcan?. Asimismo, Mínguez explica que, en lo referente a la estructura productiva de la economía, cabría aplicar políticas que pusieran en relación al bloque de microempresas con las líderes globales, y que éstas hagan de efecto tractor.
El Círculo de Empresarios también se posicionó, el año pasado, acerca de las medidas que se deberían tomar para impulsar el crecimiento y que incluían, además, no penalizar los préstamos a pymes, fomentar el uso de la financiación no bancaria, incentivar el crowdfunding, armonizar la Ley de Capital Riesgo, impulsar la internacionalización con más recursos al Icex y mejor financiación de las empresas exportadoras, favorecer la innovación apoyando la colaboración con instituciones de educación e investigación y mejorar la Ley Concursal, entre otras medidas.
El tamaño de las compañías es proporcional a su capacidad para internacionalizarse, innovar, incorporar TIC, tener un departamento de RRHH más cualificado y crear empleo de más calidad. En este sentido, del ya citado informe se extrae que las medianas y grandes empresas -un 0,7% del tejido empresarial- generan el 55,2% del Valor Agregado Bruto (VAB) de nuestro país. "Por tanto, como en España hay más empresas de menor dimensión, tenemos una desventaja: hasta que no logran ese volumen determinado de actividad, se mantienen en niveles de competitividad inferiores, algo que, a veces, les impide sobrevivir".
FUENTE: EL ECONOMISTA