El
Fondo recomienda a España utilizar los recursos europeos para realizar reformas
en el mercado laboral que favorezcan la contratación indefinida y sugiere que,
con el tiempo, el desempleo, y no los ERTE, será el que reasignará los recursos
laborales
El Fondo Monetario
Internacional insiste en todo su último informe sobre la situación de España
que el soporte estatal continúa siendo imprescindible: «El apoyo fiscal
debería mantenerse hasta que la recuperación se encuentre firmemente
encarrilada». «La continuidad de las medidas de mantenimiento de rentas y
apoyo a la liquidez, de manera focalizada y flexible, resulta crucial», incide
la organización. Se refiere, particularmente, a la necesidad de calibrar los
ERTE y los créditos avalados con fondos públicos «a fin de que continúen
aliviando las tensiones sufridas por trabajadores y empresas».
Y es que las perspectivas del
FMI sobre la economía española son un poco sombrías: reflejan que el impacto de
la pandemia de la covid-19 ha sido particularmente grave para España, debido a
sus características estructurales, que agudizaron el impacto del confinamiento
y que provocan que, en lo sucesivo, sea «particularmente vulnerable a
disrupciones prolongadas». Pone de relieve, además, que «en medio de una
segunda oleada de infecciones, el incipiente repunte económico corre peligro».
El organismo mantiene su
previsión de que el PIB caerá un 12,8% este año, pero revisa al alza su
estimación para 2021 hasta el 7,2% (desde el 6,3% de junio), «apuntalado por la
utilización del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea y
sus efectos en la generación de confianza» Pero advierte: «Lograr dicho
repunte estará estrechamente vinculado a la capacidad de limitar nuevas
infecciones. Además, dependerá del tamaño, los plazos y la composición del
gasto adicional financiado por la Unión Europea». Respecto a esta cuestión,
avisa de que «dada la envergadura sin precedentes de los fondos, resulta
crucial disponer de una estructura clara de gobernanza que supervise la
ejecución de los planes y la consecución de hitos clave», de manera que se
pueda «asegurar una elevada efectividad y abordar nuevas necesidades que puedan
plantearse».
Pese al mantenimiento de la
previsión para este año y la revisión al alza de 2021, el Fondo sostiene
que «la producción tardará varios años en alcanzar su nivel
pre-pandemia». «Los riesgos se decantan marcadamente a la baja», insiste el
organismo multilateral. Y, en este sentido, la institución recomienda: «Los
esfuerzos de las políticas económicas deberían prolongarse y adaptarse de
manera flexible, así como volverse cada vez más focalizados». O aumentar: «En
caso de producirse un acusado deterioro de las perspectivas económicas,
deberían (las autoridades) deberían estar dispuestas a intensificar
temporalmente el apoyo en función de las necesidades derivadas de la pandemia».
De
los ERTE al paro
Pero también se detiene a evaluar
las políticas adoptadas hasta el momento. Los ERTE han funcionado, sí,
pero no pueden ser eternos. En este sentido, defiende que, con el tiempo,
las prestaciones por desempleo deberían convertirse en la red de seguridad
predominante para los trabajadores: éste será el mecanismo para reasignar
puestos de trabajo y empleados de sectores y empresas en declive hacia los más
dinámicos. Los ERTE tienen unos rendimientos decrecientes y conllevan el riesgo
de mantener a los trabajadores en empresas y sectores inviables, señala el
Fondo.
Respecto al mercado de
trabajo, el FMI también señala que los fondos europeos «ofrecen la
oportunidad para facilitar la introducción de reformas laborales» que,
de acuerdo con Andrea Schaechter, responsable para España de la institución,
podrían dirigirse a la implantación de la «mochila austriaca». Los fondos
europeos pueden ayudar a la transición en esa dirección, sostiene. También, a
facilitar la transición de los trabajadores desde sectores o empresas en
declive hacia la nueva economía. Y, además, insiste, como en anteriores
análisis de la economía española, en que hay que «superar la segmentación del
mercado de trabajo». La fórmula que sugiere es la introducción de un
fondo para despidos que haga al mismo tiempo más atractivos los contratos
indefinidos financiado con los fondos comunitarios.
El Fondo, en su documento,
también se muestra preocupado por la equidad social. En esta dirección,
realizan varias sugerencias. Por ejemplo, de nuevo del lado del empleo,
considera esencial «mejorar la empleabilidad de los damnificados por
los cambios económicos mediante más y mejores políticas activas de empleo y
formación».
Sin
ajustes fiscales hasta 2022
El Fondo Monetario se olvida,
a medias, de la ortodoxia presupuestaria e invita a que el ajuste fiscal
gradual que busque encauzar la deuda pública española debería comenzar «una vez
que la economía se encuentre en una senda de crecimiento sostenible con el
desempleo en disminución». Y, según el Fondo Monetario advierte de que «esto
sucedería como pronto en 2022».
El objetivo prioritario
reside en reducir la duración de la crisis y en evitar que la recesión se
transforme en estrés para el sector financiero, lo que puede conllevar costes
reales y sociales aún más elevados, según el organismo. En este sentido, además
de apoyo fiscal, inyecciones de capital a las empresas, para proteger al sector
productivo, anima a «intensificar los incentivos para promover la
reestructuración de la deuda, incluyendo a las pymes».
Con todo, a corto plazo, la
institución emplaza al Gobierno a realizar un anuncio anticipado de su plan de
ajuste gradual, ya que ello «podría enviar una señal clara a los mercados y
promover transparencia de las medidas de política económica». Ese plan, además,
de acuerdo con el organismo, «debería incluir medidas estructurales
sostenibles, especialmente del lado de los ingresos, que ayudarían
a reconstruir los colchones fiscales al tiempo que apoyarían más inclusión e
innovación». Si bien el organismo también precisa que las subidas impositivas
deberían procurar no mermar la actividad económica.
Asimismo, del lado de las
recomendaciones, el FMI afirma que es necesario un paquete sostenible de reformas
de las pensiones que «equilibre su sostenibilidad con la aceptabilidad social».
Andrea Schaechter, responsable para España de la institución, precisó que el
consenso social que hay en España alrededor de la idea de que las pensiones se
han de revalorizar con el coste de la vida implica que hay otras cuestiones que
se deben ajustar.
En cuanto a la cohesión
social, el Fondo reconoce que «las disparidades económicas, que ya eran altas
antes de la covid-19, van camino de ahondarse, y es probable que aumente la
pobreza». Para combatir esa deriva, el FMI valora que el ingreso mínimo
vital «es un paso acertado para abordar algunos de los retos socioeconómicos».
Asimismo, asegura que «ampliar los programas de vivienda social de alquiler y
de asistencia al alquiler y la reubicación, así como simplificar la normativa
en materia de edificación y recalificación del suelo, contribuiría a mejorar la
asequibilidad del alquiler y la movilidad laboral».
En definitiva, el Gobierno
tiene por delante lograr el equilibrio perfecto entre la consolidación fiscal y
los estímulos que sostengan la actividad y acoten los daños sociales de la
pandemia.
FUENTE: LAS PROVINCIAS