El ahora denominado “concurso sin masa” desde la Reforma de la Ley Concursal puede eliminar la empresa insolvente de un plumazo.
Las empresas y autónomos en situación de bancarrota pueden acogerse a
un concurso de acreedores exprés, ahora conocido como concurso sin masa, y
liquidar sus deudas en dos meses. No es de extrañar que, con los años, este
tipo de concursos hayan ido creciendo. Ya en 2022 experimentaron una subida del
20% con respecto a 2021, según el Registro de Economistas Forenses (Refor) del
Consejo General de Economistas de España.
A día de hoy, desde que se introdujo la reforma de la Ley Concursal, la
cifra ha bajado, pero el concurso express o sin masa sigue siendo la vía
adecuada para las empresas que llevan un tiempo y situación de insolvencia y
quieren que sus deudas desaparezcan “de un plumazo”.
El
concurso sin masa es el procedimiento que sustituye, desde septiembre de 2022,
al concurso express. Está disponible para cualquier tipo de empresa, ya sea un
autónomo o una sociedad, que se encuentre en una situación de insolvencia y no
pueda cumplir con sus obligaciones de pago, lo que puede derivar en su cierre.
Interesa especialmente por su rapidez: mientras que los concursos más
“tradicionales” pueden durar entre uno y tres años, el concurso sin masa tiene
una duración de entre uno y tres meses, ya que este tipo de procedimientos se
caracterizan por su rapidez y sencillez.
Por su parte, en el concurso sin masa los acreedores recuperan una
parte significativa de lo que les adeuda el autónomo, y este último puede salir
de la situación de insolvencia. Pero si hay algo que destaca es que los costes
asociados a estos procedimientos son significativamente menores que los de un
concurso ordinario.
Cuando una empresa se encuentra en una situación de insolvencia actual
o inminente, es su deber declarar un concurso de acreedores en un plazo de dos
meses. De no hacerlo, los administradores podrían ser responsabilizados
personalmente por las deudas de la empresa y enfrentar acciones legales (lo que
se denomina una Derivación de Responsabilidad). Por eso, cuando una empresa
entra en bancarrota, se debe solicitar el concurso. Llegados a este caso, lo
mejor es hacerlo siempre por la vía express.
Desde la reforma de la Ley Concursal, que entró en vigor el 26 de
septiembre de 2022, el concurso exprés ya no existe y ha pasado a conocerse
como concurso sin masa. Esta figura está pensada para que los pequeños negocios
que han cesado su actividad por falta de ingresos puedan liquidar sus deudas en
el menor tiempo posible, pero, a diferencia de lo que ocurría con el Concurso
Exprés, los acreedores tienen un mayor control y pueden solicitar la
designación de un administrador concursal para evaluar la posible
responsabilidad del empresario, tal y como se indica en los artículos 37 y
siguientes de la reforma de la Ley Concursal. También pueden decidir si el caso
cumple con los requisitos para tramitarse como exprés o debe hacerse por la vía
convencional.
El éxito del concurso sin masa radica, por lo tanto, en que se tramite
como tal, ya que, si se considera que no cumple con los requisitos, se
considerará concurso convencional, cuya duración puede ser de entre uno y tres
años. Es por ello que siempre se recomienda al concursado solicitar el concurso
sin masa aconsejado por un abogado.
Requisitos
para acogerse al concurso sin masa
Para solicitar un procedimiento concursal sin masa se deben cumplir una
serie de requisitos. Si se cumplen, el autónomo o empresario podrá liquidar sus
deudas en dos meses gracias a este concurso.
Los requisitos son:
Si se cumplen todos estos requisitos, se puede proceder a presentar la
solicitud.
Documentación
necesaria para solicitar concurso express
Para acogerse al concurso de acreedores sin masa hará falta presentar
una serie de documentos:
Una vez presentada la declaración de concurso, si la insolvencia se comprueba y se confirma que el concursado no tiene bienes o derechos suficientes para cubrir el coste del procedimiento, el juez declarará el concurso. Así, si los requisitos se cumplen, la empresa puede desaparecer “de un plumazo”, o en un plazo de dos meses.
FUENTE: LA VANGUARDIA