En 2013, cuando la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) elaboró su anterior informe bienal sobre pensiones, calculaba que en 2050 el gasto medio de estas prestaciones ascendería hasta el 12% del producto interior bruto (PIB). Dos años después, gracias principalmente a las reformas realizadas en los estados de la Unión Europea, esta factura ascenderá 10,1%.
Un buen resumen de lo sucedido, un poco más amplio en el tiempo, se puede encontrar en España durante los últimos cuatro años: el retraso de la edad legal de jubilación de 65 a 67 años, las limitaciones de las condiciones para acceder a una jubilación anticipada, el vínculo desde 2019 entre la pensión inicial y la esperanza de vida, y la correlación entre la situación económica de la Seguridad Social y la actualización anual de las prestaciones.
Sin embargo, los retos que afrontan los sistemas de pensiones de los países de la OCDE todavía siguen ahí: el envejecimiento de la población y la debilidad de la situación económica, expone la organización. Así que reclama no bajar la guardia y continuar con los cambios.
Para seguir con esta senda, primero recomienda vigilar la implementación de los cambios ya hechos: “El éxito de las reformas encaminadas a contener el futuro gasto en pensiones dependerá tanto de la aplicación efectiva de las medidas previamente acordadas”. La organización dirigida por el mexicano Ángel Gurría señala luego los retos y las tareas pendientes.
Pocas oportunidades
Una de esas tareas sería seguir retrasando la edad media real de jubilación para acercarla a la legal. En España, entre 2009 y 2014 sería de 62,2 en el caso de los hombres, entre las más bajas de los países del club (64,6 años de media), y de 63,1 en el de las mujeres (justo en la media). Para continuar esta senda pide vetar los retiros antes de tiempo. “Los trabajadores más mayores despedidos, a menudo, entran en programas de jubilación anticipada. Esto, que tienen interiorizado empleados y empresarios, da a los trabajadores más mayores pocas oportunidades de reciclarse y adquirir nuevas habilidades que refuercen su empleabilidad”, señala el informe Pensions at a glance 2015.
“Los sistemas de jubilación anticipada deben eliminarse y hay que afrontar los obstáculos para el trabajo de los más mayores con sistemas de desempleo que estimulen la actividad como forma de proteger y ayuda a la gente para que prolongue su permanencia en el mercado de trabajo”, continúa. Para lo OCDE esto último es “vital”, puesto que argumenta que el retiro laboral antes de tiempo puede suponer un “riesgo de pobreza porque a menudo se infravalora la necesidad de ingresos que hacen falta al ser mayores”.
Este argumento y su propuesta mantienen la línea tradicional de la OCDE sobre pensiones. Su secretario general, Gurría, se ha mostrado partidario de trabajar “más tiempo y contribuir más”, como vía para lograr ingresos “decentes” en la jubilación.
Entre los desafíos de futuro que subraya la organización está la baja rentabilidad que ofrecen ahora los mercados financieros. “Los bajos tiempos de interés reducen el margen de los fondos de pensiones y compañías de las compañías de seguros”.
Más transparencia
También pide la OCDE “reconstruir la confianza” en los sistemas de pensiones. Su opción para restaurarla es “aumentar la transparencia” sobre “los gastos administrativos y derechos de pensiones”. “Los jóvenes, en particular, necesitan creer en la estabilidad a largo plazo del sistema y las promesas que se les hacen para mantener el contrato generacional”, afirma.
La demanda de transparencia está en la carta que el Gobierno tenía intención de enviar a los trabajadores mayores de 50 años en la legislatura que está acabando, algo a lo que ha renunciado por ahora.
FUENTE: EL PAIS