Apoyar a emprendedores que "quieran cambiar el mundo" es el próximo propósito del aún presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Al menos así se lo hizo saber a Bloomberg en una entrevista que concedió al principio del verano en la que afirmaba que si no se hubiese dedicado a la política, "probablemente hubiese puesto en marcha algún negocio", y explicó que de manera informal ya había mantenido conversaciones con actores relevantes de Silicon Valley y distintos fondos de capital riesgo. Esta no es la primera vez que el presidente de Estados Unidos se interesa por el mundo start up. En 2015 puso en marcha el White House Demo Day, el primer evento para empresas emergentes organizado por la Casa Blanca en toda su historia.
Obama no es el único político que se ha interesado por el universo start up. El ex presidente del Gobierno, José María Aznar, también parece estar cautivado por el mundo de la innovación y los nuevos proyectos y ya ha invertido en una joven compañía, SpiderCloudWireless, con sede en Milpitas (California), dedicada a las smallcells (células pequeñas) o dispositivos para mejorar la cobertura del móvil en edificios, vecindarios o áreas de gran afluencia de gente y gran demanda de banda ancha, como centros comerciales o estadios deportivos.
Lo que hay que tener...
Tanto Obama como Aznar tienen perfiles similares. Ambos han llegado a presidir sus países, los dos cuentan con una agenda de contactos muy suculenta y tienen dinero. ¿Se podría decir entonces que tienen lo que hay que tener para ser auténticos businessangel? Según Javier Megias, CEO y cofundador de Startupxplore, "lo más importante seguramente sea el pragmatismo. De cada diez inversiones que haga un businessangel, ocho o nueve resultarán fallidas, es decir, no generarán grandes éxitos capaces de suscitar plusvalías, y muchas veces, sino la mayoría, ese fracaso no tendrá que ver con el emprendedor, su gestión o su equipo, sino más bien por el mercado, el timing de la idea, los aspectos regulatorios, etcétera. De ahí que un perfil pragmático sea fundamental".
A esta cualidad, Rodolfo Carpintier, presidente de DaD, suma "la capacidad de diálogo con el emprendedor, buenos contactos para poder ayudarle y el dinero suficiente para diversificar su cartera sabiendo que, en la mayoría de los casos, lo perderá y tendrá que conseguir su rentabilidad con los pocos que le salgan bien". En resumen, no todo se reduce a una buena billetera. Es más, "hay mucha gente que ya es businessangel sin saberlo, porque ha dado dinero a empresas jóvenes y ha dedicado tiempo a esos innovadores e incluso se mueve en un entorno de creatividad y emprendedores", cuenta Fernando Zallo, director de Esade BAN.
Una conclusión a la que llega gracias a los años de dedicación a esta figura a través de la red de businessangel de EsadeAlumni y de su experiencia en la escuela, "un taller muy ad hoc de un día y medio en el que se enseña a estos potenciales inversores a identificar y analizar los proyectos, a elaborar la duediligence, a definir la salida, etcétera, y que culmina con un foro en el que se presentan varios proyectos con el fin de que estos futuros businessangel conozcan cómo son estas presentaciones y qué suele llamar la atención".
Además de esta y otras tantas escuelas que te educan en la tarea de invertir en start up, "también es recomendable leer los artículos de los principales inversores, tanto a nivel nacional como internacional; ir a charlas de businessangel en las que se compartan las buenas prácticas. En este caso, uno de los mejores sitios es el Congreso Nacional de Business Angel. Y empezar a invertir pequeñas cantidades junto con inversores experimentados", enumera Megias.
La coinversión de la que habla el CEO de Startupxplore es muy recomendable para los businessangel que estén dando sus primeros pasos. Esto es lo que aconseja también Zallo, quien comenta que en la escuela se suele fomentar la creación de grupos de confianza en los que sus miembros invierten juntos y cada uno es especialista en una área en concreto. "De esta manera, cada inversor va definiendo su estrategia y el sector que más le convence. Amén de su perfil inversor", aclara el director de Esade BAN.
Como en cualquier parte, hay businessangel mejores y peores. O, dicho de otro modo, hay inversores que encajan mejor con unos proyectos y unos emprendedores que con otros. "Hay profesionales con amplia experiencia en un sector que ayudan mucho a sus participadas, así como inversores que, a fuerza de invertir en muchas start up de una área de negocio determinada consiguen una visión muy valiosa y horizontal de la misma", dice Javier Megias, "y sí, también hay businessangels 'malos': gente que exige demasiado porcentaje de la compañía (algo más de un 25% o de un 30%) aprovechándose del emprendedor; o pone cláusulas abusivas y palos en las ruedas del innovador. Es esa gente que dice que invertirá a cambio de que se le contraten los servicios o simplemente aquellos que carecen de ética y que invierten sin tener acceso a información, que no cumplen con sus compromisos de confidencialidad, etcétera. Pero, afortunadamente son muy pocos", añade.
Buenos y malos
"Quizá el mejor businessangel español sea Nicolás Luca de Tena, que ha invertido con éxito en varias start up y tiene una visión a largo plazo y muchos contactos con los que ayudar a los emprendedores en los que invierte", se atreve a decir Carpintier.
Los malos, para Javier Megias, también son aquellos que "invierten demasiado fuerte cuando aún no tienen experiencia y no diversifican (tanto sectorial como geográficamente). Es habitual que los inversores gasten el 70% de su patrimonio en el primer año y en pocas operaciones, precisamente cuando menos conocimientos tienen". Los más evolucionados, los que tienen ya un cierto recorrido y saben lo que hacen "miran primero al equipo y después al emprendedor y analizan sus capacidades y los éxitos, y también los fracasos, que haya tenido. El proyecto, de todas maneras, deberá ser escalable y la posibilidad de exit, real", explica Zallo.
Lo cierto es que cada vez hay más y mejores businessangel en España. Nuestro ecosistema avanza y también evolucionan sus actores."El problema es que sus retornos, y por tanto su capacidad financiera (lo que implica número de inversiones) están a años luz de otros ecosistemas, porque en España falta un engranaje clave de la cadena: los corporate, que en otros escenarios compran e invierten en start up generando esa liquidez tan necesaria", lamenta el CEO de Startupxplore. Aun así, la mayoría de las empresas emergentes necesitan su propio ángel...
FUENTE: EXPANSION